Los últimos treinta años han producido en el campo de los estudios shakespeareanos cambios muy significativos, de tal magnitud que se puede hablar, aplicando al ámbito de la crítica literaria el concepto de paradigma de Thomas Kuhn, de un cambio de paradigma crítico. El nuevo clima ideológico a finales de los sesenta y comienzos de los setenta, con una nueva sensibilización a los derechos de las minorías y las mujeres, favoreció las interpretaciones de The tempest que se centraban en la explotación de Caliban y prestaban mayor atención a figuras marginales de la obra, entre ellas ese modelo de perfección femenina de la época, la obediente hija Miranda. En las lecturas de lo que ya se empieza a llamar el paradigma posmoderno de los estudios shakespeareanos tienden a desaparecer la armonía y serenidad percibidas en anteriores interpretaciones de The tempest, ya que en general la crítica de los últimos treinta años ve esta obra como un texto posmoderno que presenta discontinuidades y plantea cuestiones de relevancia contemporánea, sobre la condición femenina para la crítica feminista y sobre la representación del poder y la autoridad en el contexto postcolonial para neohistoricismo y el materialismo cultural.